Asia, Kurdistán, Noticias — 29/04/2015 a 8:04 am

Ankara intenta reactivar la guerra con el PKK para frenar el avance electoral kurdo

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Por Manuel Martorell, para Cuarto Poder

 

Newruz 2015

El 9 de abril comentaba por teléfono con mi amiga Zekine Turkeri, periodista del canal de televisión IMC (Istanbul), la situación política de Turquía y la arriesgada apuesta del HDP, que a diferencia de ocasiones anteriores, se presenta a las elecciones legislativas del 7 de junio como tal partido y no con candidatos independientes.

El HDP (Partido de la Democracia del Pueblo) está considerado por el Gobierno como el “brazo político” del PKK, la guerrilla kurda que lleva más de 30 años combatiendo al Ejército, y tiene su base electoral, lógicamente, en las provincias de mayoría kurda.

En Turquía, para conseguir representación parlamentaria es necesario rebasar el 10 por ciento de los votos en todo el país. Se trata de una cláusula específicamente destinada a impedir que en el Parlamento haya partidos kurdos.

Por esta razón, en los comicios de hace cuatro años presentaron candidatos independientes en cada distrito, donde no se exige ese requisito. De esta forma, lograron colocar en la Asamblea Nacional 35 parlamentarios, con casi cuatro millones de votos y entre el 6 y el 7 por ciento del total.

Ahora, el HDP ha decidido presentarse con sus propias siglas, una arriesgada apuesta ya que, si no aumentan tres o cuatro puntos porcentuales, no solo se quedarán sin ningún diputado sino que multiplicarán la representación de los partidos turcos: el islamista del Desarrollo y la Justicia (AKP), el socialdemócrata Republicano del Pueblo (CHP) y los ultranacionalistas del MHP (Movimiento Nacionalista).

La realidad es que, en esta ocasión, el HDP ha realizado un gran esfuerzo para aglutinar amplios sectores de la sociedad turca aprovechando las expectativas generadas por el proceso de paz y la tregua decretada por la guerrilla hace dos años. Aparte de los candidatos propiamente kurdos, ha colocado en sus listas portavoces de otras significativas minorías religiosas y étnicas, como la amplia comunidad alevi –unos 10 millones por lo general votantes del CHP- representada en las listas por Muslum Dogan y Turgut Oker.

También hay armenios –Karabet Paylan y Murat Mihçi- coincidiendo con el centenario del Gonocidio de 1915; asirios (cristianos ortodoxos), en la persona de Erol Dora, y hasta yezidis, el pueblo ahora mundialmente conocido debido a las campañas de exterminio del Estado Islámico, con Felekna Uca al frente. En caso de que se rebase el listón del 10 por ciento, los yezidis estarán presentes por primera vez en la historia en la Asamblea Nacional Turca ya que esta mujer figura en cuarto lugar  por Diyarbakir, una de las plazas fuertes del HDP.

Como en otras ocasiones, también cuentan con el apoyo de partidos de la izquierda extraparlamentaria, personalidades vinculados a movimientos populares, como el del parque Gazi y la plaza de Taksim, antiguos dirigentes del CHP y del AKP, como Mehmet Firat, uno de los fundadores del partido de Tayip Erdogán.

La mujer ocupa igualmente un papel central en las candidaturas del HDP, llegándose a cubrir una cuota de casi el 50 por ciento -268 de 550-, destacando entre ellas la conocida feminista Gulsen Ulker. Los otros grandes partidos turcos no llegan siquiera a la mitad: el CHP presenta 103 mujeres, 99 el gubernamental AKP y solo 40 el MHP.

Para reforzar la oferta del HDP, ha integrado en las listas a las personas que dirigen las negociaciones entre el Gobierno de Ankara y Abdulá Ocalán, líder y fundador del PKK, encarcelado de por vida en la isla de Imrali. En este sentido, el pasado 21 de marzo y aprovechando una impresionante concentración en  Diyarbakir con motivo del Newruz (Año Nuevo kurdo), hizo un llamamiento formal a este partido para que, tras un congreso extraordinario, ponga fin a la lucha arma.

“Han hecho sus cálculos y es posible que lleguen al 10 por ciento”, me explicaba Zekine haciendo referencia a los votos que podrían arrancar en otras regiones de Turquía debido a las expectativas de una paz definitiva. “Pero algo inesperado, como un atentado puede echarlo todo a perder –añadía-; ya ha ocurrido en otras ocasiones”.

Solo dos días después, el 11 de abril, tropas de la Jerndarma –unidad del Ejército especializada en la lucha contra el PKK- abrían fuego durante una plantación de árboles en una zona de alta montaña de la provincia de Agri debido a que, en este “Festival de Primavera”, se había detectado la presencia de miembros del PKK. Uno de ellos y un civil que participaba en la fiesta murieron en el enfrentamiento. Cuatro soldados turcos quedaron heridos, siendo asistidos por los propios participantes del festival, como se aprecia claramente en un vídeo doméstico.

El incidente fue denunciado por el HDP como una provocación contra el proceso de paz. Tanto el Ejército como el presidente Tayip Erdogán, por su parte, no tardaron en responsabilizar el PKK y al HDP. “Lo ocurrido en Agri –dijo Erdogán el 14 de abril- es una prueba más de la falta de sinceridad de la organización terrorista y del partido político que sigue su misma línea”.

Para los dirigentes del HDP, la lectura es radicalmente opuesta. Salahattín Demirtash acusa al AKP de aprovecharse de las expectativas de paz entre la población turca para arrancar votos mientras que Sirri Sureya Onder fue mucho más concreto: “Van a crear dos meses de tensión para frenar su pérdida de votos y para impedir que el HDP rebase el listón del 10 por ciento”.

Otros hechos semejantes, también registrados en los últimos días, parecen darles la razón: operativos militares en Hakkari, Sirnak, Siirt, Diyabakir y Dersim, acantonamiento de tropas junto a las bases guerrilleras de la frontera con Irak, reanudación de los vuelos de reconocimiento, ataques a sedes del HDP…

En definitiva, todo indica que nos encontramos ante una estrategia para reconducir de nuevo al PKK por el sendero de la guerra, desprestigiándole así ante los sectores del electorado turco que podrían darle su voto el 7 de junio con la esperanza de alcanzar una paz definitiva.