DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA


 

 

A LAS MUJERES DEL MUNDO,

A LAS ORGANIZACIONES DE DERECHOS HUMANOS,

A LA PRENSA NACIONAL E INTERNACIONAL.

Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, mujeres organizadas en la Cooperativa Jolom Mayaetik (“Tejedoras Mayas”), el Colectivo “Rosa Luxemburgo” y la Asociación Civil K’inal Antsetik (“Tierra de Mujeres”), alarmadas por el agravamiento de las condiciones estructurales que sustentan la pobreza extrema y la violencia en nuestro país; e indignadas ante el clima de completa impunidad en el que se desarrollan las consecuencias de esta situación: feminicidios, militarización, persecución y hostigamiento a defensoras de los derechos humanos, manifestamos:

Nuestra más enérgica condena ante los asesinatos de las defensoras de los Derechos Humanos:
Marisela Escobedo, asesinada el 15 de diciembre de 2010 mientras realizaba un platón frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua en demanda del esclarecimiento del homicidio de su hija, Rubí.

Susana Chávez, poetisa y activista por esclarecimiento de los feminicidios en Ciudad Juárez, violada, asesinada y cruelmente mutilada el 5 de enero de 2011 en esta misma localidad.

Josefina Reyes, luchadora social por el esclarecimiento de la desaparición forzada de personas a manos de miembros del ejército mexicano en el Valle de Juárez, entre los que se encuentra su hijo, Miguel. Asesinada el 3 de enero de 2011 al este de Ciudad Juárez, sólo mes y medio antes de que lo fueran sus familiares: Malena Reyes, Elías Reyes y Luisa Ornelas, cuyos cadáveres fueron hallados el pasado 25 de febrero.

Condenamos igualmente el incendio de los hogares de doña Malú García y Sara Salazar los pasados días 16 y 15 de febrero respectivamente; la primera hermana de Lilia Alejandra, mujer violada, tortura y asesinada en Ciudad Juárez y presidenta de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, quien en el momento de la destrucción de su domicilio participaba en una acción de huelga de hambre y protesta frente a la Fiscalía del estado de Chihuahua en la citada ciudad; la segunda, madre de la familia Reyes, abocada a continuar su lucha desde el exilio frente a un estado incapaz de ampararla y ofrecerle verdad y justicia tras el asesinato de sus hijos.

Condenamos estos crímenes y condenamos igualmente el clima de impunidad que los rodea, representativo del que diariamente se reproduce en todo el país en relación con la violencia que las mujeres sufrimos. Condenamos asimismo la indefensión que padecen todas aquellas mujeres que desde la sociedad los denuncian y combaten, y señalamos la grave responsabilidad contraída por el estado mexicano en esta materia.

Saludamos la lucha emprendida por Doña Sara Salazar, como antes por sus hijas, quienes rompieron y rompen el silencio que rodea estos crímenes perpetrados por grupos paramilitares y militares en el contexto nacional de la denominada “guerra contra el crimen organizado”.

Nos solidarizamos con cuantas mujeres en todo nuestro país, defensoras de los Derechos Humanos como las antes citadas, mantienen su lucha contra la impunidad en el más completo desamparo institucional.

Hacemos un llamado a todas las mujeres para unirnos en contra de los feminicidios y desapariciones forzadas, violaciones sexuales y toda violencia perpetrada contra las mujeres.

Consideramos que no puede hablarse de la existencia de democracia en un país militarizado, donde se usa la represión contra toda expresión de lucha social; donde se maquillan los datos de la pobreza extrema y su repercusión sobre las mujeres; donde los gobiernos locales y federal se niegan a establecer la “alerta de género” frente a la oleada feminicidios que sufrimos; donde reina el terror propio de un escenario bélico en el que en los últimos años han sido asesinadas más de 35 mil personas, sin que el presidente Felipe Calderón haya alzado más que tímidamente la voz frente a las 8,500 armerías que desde los Estados Unidos suministran el material con el que se perpetúa esta tragedia.

Consideramos que no puede hablarse de democracia en un país cuando los derechos de más de la mitad de sus habitantes, nosotras, las mujeres, son sistemáticamente conculcados como resultado de esta militarización, sometiéndonos cotidianamente a la violencia y el hostigamiento inherentes a este “estado de sitio”, privándonos de nuestra libertad diaria, afectando el normal discurrir de nuestras actividades económicas y transformando violentamente, en nuestro detrimento, prácticas culturales en las comunidades indígenas en las que muchas de nosotras vivimos.

Consideramos que no puede hablarse de democracia en un país donde la política social se supedita a los intereses fluctuantes de cada campaña electoral; donde se fomenta la división de los movimientos sociales y de mujeres; donde se violan extensamente los derechos económicos, sociales y culturales de la ciudadanía; donde a la situación generalizada de precariedad de su población campesina se añade la falta de voluntad política para la resolución de conflictos agrarios; conflictos en los que están presentes intereses de empresas multinacionales y en los cuales se impulsan estrategias represivas, con claros ingredientes patriarcales, que atentan contra los derechos de las mujeres.

Nos solidarizamos con todas las mujeres que en el mundo se encuentran luchando, integrando diversas formas de resistencia, para lograr transformaciones en sus respectivos países. En este sentido nos merecen especial consideración las mujeres de aquellos países árabes del Norte de África y el Oriente Próximo que, como en los casos de Túnez o Egipto, impulsan procesos de cambio en los mismos. Expresamos nuestra solidaridad ante el sufrimiento de estas mujeres en Libia, que junto al resto de su población, viven hoy la guerra civil desatada en este país.
Nos solidarizamos igualmente con todas aquellas mujeres que en las semanas previas han integrado las protestas sociales en Grecia.

Expresamos nuestra solidaridad incondicional para todas aquellas miles y miles de mujeres que como parte de los flujos migratorios internacionales viven en condiciones de precariedad y suman su fuerza a la de la mano de obra barata que beneficia a los bloques de países ricos en el mundo; mujeres migrantes que en su condición de tales se ven más gravemente expuestas a la trata, las vejaciones, el racismo, el clasismo y doblemente privadas de sus más elementales derechos laborales.
Enviamos nuestro abrazo solidario a nuestras hermanas del Sáhara, Palestina y Colombia; a todas aquellas mujeres anónimas que en el mundo resisten diariamente y elaboran estrategias de sobrevivencia; a nuestras hermanas indígenas, mujeres feministas y lesbianas de América Latina y del mundo que el día de hoy llevarán a cabo eventos, foros, tomarán las calles y romperán el silencio para denunciar la violación de nuestros derechos como mujeres, marchando por una vida sin violencia, por la diversidad sexual, por los derechos sexuales y reproductivos, contra la ocupación militar, contra el patriarcado, por los derechos de las mujeres indígenas y contra todo tipo de violencia hacia las mujeres…

Nuestro compromiso como mujeres será seguir adelante en nuestras resistencias, alimentadas por la creatividad, el arte, la consigna, la marcha, la participación en foros,… en una apuesta activa y permanente por una vida digna para todas las mujeres del mundo.

¡¡¡VIVA LA RESISTENCIA DE LAS MUJERES EN EL MUNDO!!

¡¡CONTRA LOS FEMINICIDIOS LA MOVILIZACIÓN!!

¡¡POR UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA!!

¡¡POR EL RESPETO A LA DIVERSIDAD SEXUAL!!!

FRATERNALMENTE

K’INAL ANTSETIK, COOPERATIVA JOLOM MAYAETIK Y COLECTIVO ROSA LUXEMBURGO.

“Quienes no se mueven, no sienten la cadenas”

ROSA LUXEMBURGO