Asia, Kurdistán, Noticias — 28/10/2014 a 12:18 pm

Kobane: la lucha kurda, y los riesgos que le acechan

image_print


Kobane: la lucha kurda, y los riesgos que le acechan

JELLE BRUINSMA

Investigador en History at the European University Institute, y editor del ROAR Magazine.

A pesar de que el Estado Islámico ha sido expulsado de Kobane, los riesgos de las prerrogativas imperiales de Estado Unidos acechan, a la vuelta de la esquina, las aspiraciones de autonomía democrática de los kurdos.

En estos momentos, en los que varios informes confirman que los hombres y las mujeres kurdas, increíblemente valientes, han logrado conservar la ciudad de Kobane e incluso han expulsado a las fuerzas fascistas del Estado Islámico (EI)/1, ha llegado el momento para reflexionar. ¿Cómo lograron repeler al EI? ¿Por qué EE UU se involucó de forma más clara?, ¿Qué riesgos acechan hacia delante?

Hace dos semanas, las indomables Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas hicieron público un comunicado desafiante, poniendo énfasis en su “responsabilidad histórica”/2 y prometiendo que “la derrota y extinción del EI comenzará en Kobane. Cada calle y cada casa se convertirán en una tumba para el EI”. Mucha gente admiró el coraje de los kurdos. Camaradas turcos y de otros sitios intentaron incluso sumarse a la defensa de Kobane/3 y se puso en marcha una campaña internacional para recaudar fondos destinados a ellos.

Ahora bien, probablemente, poca gente en el extranjero creía de verdad que se pudiera detener el asalto asesino de las fuerzas del EI, y muchos artículos ya daban por descontado que Kobane caería en sus manos/4. En gran medida, esto se debía a la posición criminal e intransigente de Turquía que bloqueaba las rutas de suministro para los kurdos y la falta de interés de los EE UU en lo que -en sus cálculos imperiales- constituía una ciudad sin importancia/5.

Dos semanas después, la situación parece haber cambiado, con el Estado Islámico informando que se retira y los oficiales kurdos anunciando que “El EI ya no está en Kobane”/6 aunque los combates continúan en la zona oriental exterior. Esa misma semana, EE UU intensificó los bombardeos aéreos sobre las posiciones del EI en el interior y exterior de Kobane y, por primera vez, participó en conversaciones directas con el Partido de la Unión Democrática kurdo (PYD)/7. Entre tanto, el comandante del YPG kurdo, Baharin Kandal afirmó que su grupo de milicianos “había recibido armas, suministros y combatientes”/8. Aunque no diera más información, los periodistas en la ciudad turca de Suruc, a 15 kilómetros de la frontera con Kobane, informaron “haberse encontrado con combatientes que hacían el camino de ida y vuelta”. Según la BBC esto se podía deber a que los combatientes conocían muy bien la región pero, sobre todo, a que un “turco bien situado” “había permitido realizar los suministros”/10

Como informábamos en ROAR hace dos semanas, si Kobane hubiera caído, habría sido por culpa de los EE UU y Turquía/11. Ambos Estados tienen el poder y la capacidad militar para impedir que el Estado Islámico se haga con la ciudad. Además, y es más importante, varios informes parecen probar que Turquía había ayudado activamente al EI de forma diversa:

Permitiendo que los combatientes heridos del EI fueran tratados en los hospitales turcos y pudieran retornar a Siria para seguir combatiendo.
Permitiéndoles atravesar la frontera para vender el petróleo proveniente de los yacimientos bajo control del Estado Islámico en el marcado negro, lo que tiene una importancia clave para sus finanzas.
Impidiendo que las experimentadas fuerzas del PKK pudieran atravesar la frontera Siria para ayudar en la defensa de Kobane y luchar contra el EI, así como bloqueando las armas y suministros necesarios a las fuerzas kurdas; y, durante la última semana,
Reanudando la ofensiva contra los kurdos turcos, con el bombardeo de las posiciones del PKK en el sudeste del distrito de Daglica.
A pesar de todo, las políticas y los cálculos imperiales son complejos y reflejan la necesidad de defender intereses diversos y contradictorios. En el caso de Kobane es obvio que Turquía se alegraba de que el EI pudiera diera un fuerte golpe a la fuerzas kurdas y masacrara a miles de kurdos. Al mismo tiempo, intentaba incrementar la presión para renovar el frente contra la Siria de Assad. También EE UU estaba feliz dejando morir a esas “víctimas indignas” y dejó claro que Kobane no tenía ninguna importancia para ellos.

¿Qué es lo que hizo que cambiara esta situación? Aunque siga priorizando combatir al Estado Islámico en Iraq, donde tiene muchos más intereses económicos y una reputación que defender, EE UU incrementó, seguramente en coordinación con los kurdos, sus ataques contra el EI en los alrededores de Kobane. Los kurdos de la región estaban contentos de que EE UU bombardeara las posiciones del EI, lo que es comprensible,/12. La resistencia kurda había exigido desde el principio ataques aéreos más eficaces.

Me parece que existen dos razones para explicar esta implicación más intensa de EE UU.

En primer lugar, que las experimentadas fuerzas del YPG-PKK se mostraron muy efectivas para combatir al EI, incluso a pesar de la superioridad numérica y en armamento del Estado Islámico. Mientras que en Iraq el ejército -tras una década de adiestramiento por las tropas estadounidenses y con un armamento sofisticado- se desmoronaba con sólo ver llegar a los combatientes del EI, las fuerzas del YPG-PKK dieron muestras de su “coraje” por segunda vez. La primera fue cuando acudieron al rescate de los Yezidis iraquíes. Como quiera que Estados Unidos no quiere enviar “tropas sobre el terreno”, que sus aliados regionales no muestran ningún compromiso serio hasta el momento y que su campaña aérea está condenada al fracaso, tiene necesidad de aliados decididos a combatir al Estado Islámico.

En segundo lugar, como señala el editor en temas diplomáticos y de defensa de la BBC, Mark Urban, Estados Unidos está colaborando en Kobane por razones “propagandísticas”/13. Como en las mejores redes mafiosas, en las relaciones internacionales la reputación lo es todo. Con EE UU anunciando a diestro y siniestro que “humillaría y acabaría destruyendo” el EI/14, los ojos del mundo entero puestos en Kobane por el gran coraje de los combatientes kurdos y una solidaridad internacional desplegada en todo el planeta a su favor, una masacre en Kobane supondría un fuerte golpe a la credibilidad de EE UU. Kobane “constituye más un símbolo que un punto estratégico, pero su pérdida puede reforzar el sentimiento de que el EI es invencible”, añadía el analista de asuntos militares de la Brrokings Institution Michael O’Hanlon/15.

Los kurdos se han visto forzados a una, aparentemente inevitable y peligrosa, alianza estratégica con Estados Unidos. Inevitable, porque la capacidad militar del EI era muy superior y necesitaban armamento sofisticado para detener su ofensiva y tomar un respiro. Peligrosa porque los objetivos e intereses kurdos son diametralmente opuestos a los de Estados Unidos; algo de lo que ambas partes son conscientes. Los intentos de los kurdos por crear zonas autónomas democrática son una amenaza tan fuerte como la del EI para los intereses imperiales de Estados Unidos. La piedra angular de la política de Estados Unidos en Oriente Medio ha consistido en apoyar regímenes estables capaces de poner freno a las demandas democráticas o de control nacional sobre los recursos naturales. En este sentido, la comparación de David Graeber entre los kurdos y los anarquistas españoles de 1936 tiene sentido/16: a pesar de que los anarquistas combatían el fascismo, todas las grandes potencias occidentales se opusieron a ellos y bloquearon el suministro de armas, con Churchill profiriendo que prefería ver ganar a los fascistas que a los anarquistas o a los comunistas/17.

A la luz de la cooperación YPG-EEUU, es útil rememorar una historia más reciente: la traición de los chiitas y kurdos iraquíes en 1991.

Fue en 1991, aunque bien podría haber ocurrido en 2014, cuando un diplomático europeo señaló que “Los americanos preferirían tener otro Assad, o mejor aún, otro Mubarak en Bagdad”/18. Esto ocurrió durante la primera guerra del Golfo, que se inició debido a que su aliado en esa época, Saddam Hussein, desobedeció a los americanos e invadió Kuwait. Los ataques de EE UU contra Irak crearon esperanzas entre los oprimidos kurdos y chiitas, reforzados por el estímulo que recibían de Bush (padre) para alzarse contra Saddam Hussein, lo que daba la impresión de que Estados Unidos les apoyaría. Pero la incertidumbre sobre el futuro de un Iraq post-Saddam hizo que EE UU decidiera conservar en el poder a Saddam. Durante las semanas más terribles de la historia de Iraq, EE UU, que controlaba totalmente el espacio aéreo iraquí, se mantuvo al margen y permitió que Saddam Hussein rompiera la zona de bloqueo aéreo y utilizara sus helicópteros de ataque para reprimir los levantamientos y masacrar a civiles kurdos y chiitas/19.

No es preciso recordar estos hechos a los kurdos. Sus familias han sido víctimas de estas y otras traiciones imperiales. Pero al mismo tiempo, no van a perder el tiempo con los filósofos de salón occidentales que condenan cualquier cooperación con las bombas estadounidenses. Y con razón. Son sus vidas las que están en juego.

Ahora bien, esta nueva situación plantea problemas de fondo. El hecho de que EE UU continúe enfatizando la importancia de Iraq sobre Kobane/20 y que el comandante militar de EE UU para el Medio Oriente, Lloyd Austin, pensara este viernes como “altamente posible” que Kobane cayera en manos del EI/21 pone sobre el tapete cuestiones importantes: ¿Hasta cuando seguirá ayudando EE UU a la resistencia con sus ataques aéreos? ¿Qué se discute en las conversaciones de alto nivel entre los representantes del PYD y los del Departamento de Estado? ¿Qué contrapartidas quiere “obtener” EE UU de los kurdos? ¿Una cooperación más activa en la lucha contra el EI? ¿A cambio de qué?

Una respuesta la ha dado hoy el comunicado del Comando General del YPG/22. El él, confirman que han logrado un acuerdo con el Ejército Sirio Libre (ESL), el grupo que combate la tiranía del régimen de Assad con cierto apoyo occidental/23. También confirman que el ESL combate junto a ello en Kobane y que en adelante cooperarán en el “contra-terrorismo y la construcción de una Siria libre y democrática”. Esto supone un cambio significativo en su estrategia, que conlleva no solo combatir el EI, sino también Assad -como exige Turquía- y se basa en una “cooperación real para la administración del país con todas las “clases sociales”.

¿Es este el precio que el izquierdista YPG ha tenido que pagar para abrir las vías de suministro? La repercusión que esto tenga para la revolución social en el Kurdistán sirio, queda como una cuestión abierta.

Por ejemplo, no es improbable que las líneas de suministro a través de la frontera Turca hayan sido toleradas de forma encubierta por Turquía debido a la presión de Estados Unidos o por un acuerdo con el ESL. También lo es que pueden ser cortadas. También pueden cesar los ataques aéreos de Estados Unidos y que las consideraciones imperiales cambien. La lista de quienes cooperaron con las potencias imperiales, al margen de la necesidad o por elección, y a las que luego se dejó morir es interminable. Hoy en día, la triste realidad es que los Emperadores pueden decidir quién vive y quien muere.

Los kurdos son conscientes de que a largo plazo, la cooperación con Estado Unidos es incompatible con sus propios objetivos y aspiraciones de una región y una sociedad libre de todo tipo de opresiones. Pero la cuestión que está sobre la mesa es si a corto plazo les queda otra alternativa, ya que para el suministro ininterrumpido del muy necesitado armamento y de la libre circulación de sus fuerzas, dependen de las preferencias de los amos imperiales.

Por ahora, gracias a su coraje, han forzado al poder imperial y han sido capaces de seguir luchando. Pero ¿qué ocurrirá en el futuro? Turquía constituye desde hace décadas el aliado regional más importante de Estados Unidos y aunque ahora mismo Estados Unidos necesita de los kurdos, ésta no es mas que una alianza temporal.

Para nosotros, como occidentales que nos solidarizamos con los camaradas kurdos, es fundamental seguir presionando a nuestros propios gobiernos y mantener los ojos del mundo dirigidos a Kobane y a la lucha kurda en general. Más aún, es necesario apoyar los llamamientos del YPG para conseguir armas y presionar para que el PKK sea borrado de la terrible “lista de terroristas”. En última instancia, atrapados entre la espada y la pared, los kurdos sólo pueden contar con sus propias fuerzas. Cuanta más libertad de movimiento tengan y dispongan de mejor armamento, más capaces serán de proteger la revolución social en el Kurdistán sirio y combatir el EI.