Refugiados, desplazados y migrantes


EN QUÉ SE DIFERENCIAN Y POR QUÉ ESTAS CATEGORÍAS NO CUENTAN TODO LO QUE ESTÁ PASANDO EN EL MUNDO
Fronteras. Seguridad. Tráfico de personas. Estados. Desigualdad Norte-Sur. Religión. Integración social. Economía. Guerra. Demasiadas cosas se mezclan en el debate sobre la migración. Hemos visto que algunas categorías se derrumban cuando las bajamos a tierra. Las diferencias no son tan nítidas como parecen. Pero, sobre todo, no cuentan lo que pasa en el Mediterráneo y que está a la vista de todo el mundo.

Artículo publicado en el blog de la excelente Revista 5W
Por Agus MoralesFotografías de ANNA SURINYACH y de SANTI PALACIOS

Migrantes subsaharianos en la valla que separa Marruecos de España en Melilla. 28–03–2014. Foto de SANTI PALACIOS

Migrantes subsaharianos en la valla que separa Marruecos de España en Melilla. 28–03–2014. Foto de SANTI PALACIOS

El rechazo del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, al plan de cuotas propuesto por la Unión Europea ha abierto un debate sobre la confusión entre refugiados y migrantes. ¿En qué se diferencian los refugiados, los migrantes y los tan a menudo olvidados desplazados internos? ¿Sirven estas categorías para explicar la complejidad de los movimientos de población globales, en los que están implicados cientos de millones de personas?

Como son sobre todo personas, vamos a repasar a través de historias humanas quién hay detrás de esas categorías, que se revelarán imperfectas para describir este mundo en continuo movimiento. Lo haremos aprovechando los testimonios del documental web Éxodos de Médicos Sin Fronteras, que precisamente tiene una estructura tripartita para plantear esta pregunta:

¿ES TAN DIFERENTE LA VIDA DE LOS DESPLAZADOS, LOS REFUGIADOS Y LOS MIGRANTES?

Grupo de migrantes subsaharianos esperando en el monte Gurugú para saltar la valla de Melilla. Marruecos, 12–11–2012 | ANNA SURINYACH

Grupo de migrantes subsaharianos esperando en el monte Gurugú para saltar la valla de Melilla. Marruecos, 12–11–2012 | ANNA SURINYACH

Para una definición más técnica, se puede consultar este documento de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Refugiados

“Antes de la guerra lo teníamos todo”, dice Salwah Mekrsh, una adolescente siria. Salwah caminaba en noviembre de 2012 por el casco antiguo de Alepo, cuando un francotirador disparó contra ella. Fue trasladada a varios hospitales de la zona y finalmente fue evacuada a Turquía. Se quedó en silla de ruedas.

Salwah se vio directamente afectada por la violencia, pero este no es el caso de todos los refugiados, que precisamente huyen en busca de protección. El refugiado es “toda persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país”, según la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados.

Salwah Mekrsh meses después de salir de Siria, 29–04–2013 ANNA SURINYACH

Salwah Mekrsh meses después de salir de Siria, 29–04–2013 ANNA SURINYACH

A finales de 2013 había 16,7 millones de refugiados en el mundo, según el último informe anual de Acnur, que se actualizará en junio. ¿Quiénes son? Los más numerosos eran los afganos (2,56 millones), seguidos por los sirios (2,47 millones), entre ellos Salwah. El avance implacable de la guerra siria hace que estas cifras ya no respondan a la realidad: los sirios son ahora el mayor grupo de refugiados en el mundo (casi cuatro millones), y así lo reflejará el próximo informe de Acnur. Han superado a los afganos en el número de peticiones y obtenciones de asilo en Europa. El 37% de los solicitantes de asilo que recibieron algún tipo de protección legal en 2014 en los países de la UE fueron sirios, frente a un 8% de afganos. Son personas que huyen, en todo caso, de dos de las peores guerras del siglo XXI.

Repasar las cifras de refugiados en las últimas décadas es recorrer lo más doloroso de la historia reciente. Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, había más de 40 millones de refugiados en Europa. Hoy, el 86% de los refugiados se asientan en países en vías de desarrollo. La guerra y el problema de los refugiados se han deslocalizado. ¿O no del todo?

Casi la mitad de las personas que intentaron llegar a Europa por vía marítima en 2014 venían de países afectados por la violencia o la persecución política (sobre todo Siria y Eritrea). Los trágicos naufragios de este año en el Mediterráneo, el origen de los desaparecidos y el plan de la UE han devuelto vida a una palabra que resuena en la historia de Europa: el asilo. Hay mucho que discutir.

Desplazados

“Las casas fueron quemadas y acribillaron a disparos los grandes edificios. Vinimos a pie”, dice Ajith Athor. Podría ser el relato de una refugiada, pero Ajith habla desde un campamento remoto del Alto Nilo, una de las zonas petrolíferas más importantes de Sudán del Sur.

Ajith Athor junto a sus hijos y otras familias desplazadas en un campamento de Melut (Sudán del Sur), 27-02–2014 | ANNA SURINYACH

Ajith Athor junto a sus hijos y otras familias desplazadas en un campamento de Melut (Sudán del Sur), 27-02–2014 | ANNA SURINYACH

Ajith vivía más al sur, en el condado de Baliet, y huyó de una de las peores guerras civiles en marcha, que enfrenta a las tropas gubernamentales fieles al presidente Salva Kiir, de etnia dinka, y a la oposición armada liderada por Riek Machar, de la comunidad nuer. Ajith no cruzó ninguna frontera estatal, y eso tiene importantes consecuencias sobre la asistencia que puede recibir.

Los desplazados internos (en inglés, internally displaced persons o IDP) están a menudo desamparados. Son 38 millones de personas, la cifra más alta en una generación y también muy por encima de la de refugiados. De Siria, por ejemplo, han salido casi cuatro millones de personas, pero 7,6 millones se han visto desplazadas dentro del país. En muchos casos son personas que cruzarían la frontera si pudieran, pero que están atrapadas por la violencia. Muchos de los refugiados, de hecho, primero se han visto desplazados dentro de su propio país antes de salir. Los problemas para asistir a los desplazados son evidentes. Las organizaciones de ayuda humanitaria se pueden volcar en ayudar a los refugiados sirios en Líbano o Jordania, pero hacerlo dentro de un país en guerra como Siria se ha convertido en una pesadilla.

Campo de desplazados sirios cerca de la frontera con Turquía, 24–04–2013 | ANNA SURINYACH

Campo de desplazados sirios cerca de la frontera con Turquía, 24–04–2013 | ANNA SURINYACH

Migrantes

“No vale la pena dejar tus hijos solos por perseguir un sueño”, dice Yenny Guardado en un albergue del sur de México. Yenny partió de El Salvador junto a su marido para cruzar México y buscar una vida mejor en Estados Unidos.

Yenny comienza su regreso a El Salvador. Ixtepec, 06–06–2014 | ANNA SURINYACH

Yenny comienza su regreso a El Salvador. Ixtepec, 06–06–2014 | ANNA SURINYACH

Se montó en La Bestia, el tren de mercancías al que suben los migrantes viajando hacia el norte, y quedó tan horrorizada que pidió ser deportada para volver a casa.

Cada año, unos 300.000 centroamericanos cruzan México con la idea de llegar a Estados Unidos. ¿Buscan tan solo mejorar su situación económica? “Salí de mi país por amenazas de las pandillas. Yo no he salido por pobreza, sino por la seguridad de mi vida, y estoy pidiendo la condición de refugiado aquí en México”, cuenta Miguel Ángel Reyes, un salvadoreño en Chiapas (sur de México). La palabra refugiado parece que no cuadre con esa parte del mundo. Hay motivos. En su libro Novato en nota roja, Alberto Arce recuerda que en Honduras mueren asesinadas cada año 85 personas por cada 100.000 habitantes: más que en Irak. Es una guerra no declarada. Y una guerra no declarada no tiene refugiados.

Migrantes centroamericanos subidos a La Bestia en Ixtepec, camino a Estados Unidos. México, 15–06–2014 | ANNA SURINYACH

Migrantes centroamericanos subidos a La Bestia en Ixtepec, camino a Estados Unidos. México, 15–06–2014 | ANNA SURINYACH

En el mundo hay unos 232 millones de migrantes. Escogemos esta palabra y no emigrantes o inmigrantes para no adoptar el punto de vista de la sociedad de procedencia o de acogida. ¿Cuántas de estas personas reunirían las condiciones para pedir asilo? Es difícil discernir la migración económica clásica de los movimientos de población forzosos en el contexto actual de transformación de la violencia. Y también es un error asumir que siempre son los más pobres los que deciden emigrar, tal y como ilustra este artículo de Amparo González.

Jóvenes intentando calentarse con una hoguera. Al fondo, el centro de estancia temporal de inmigrantes y la valla de Melilla (España) , 11–04–2014. | SANTI PALACIOS

Jóvenes intentando calentarse con una hoguera. Al fondo, el centro de estancia temporal de inmigrantes y la valla de Melilla (España) , 11–04–2014. | SANTI PALACIOS

¿Qué está pasando entonces con los movimientos de población?

La ONU alertó el año pasado de que 51,2 millones de personas (desplazados y refugiados) se habían visto obligadas a abandonar sus hogares a causa de la violencia. Era la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial, pero este año seguramente será superada. Y eso sin tener en cuenta la diversidad de motivos que empujan a 232 millones de migrantes a buscar un nuevo lugar para vivir.

Fronteras. Seguridad. Tráfico de personas. Estados. Desigualdad Norte-Sur. Religión. Integración social. Economía. Guerra. Demasiadas cosas se mezclan en el debate sobre la migración. Hemos visto que algunas categorías se derrumban cuando las bajamos a tierra. Las diferencias no son tan nítidas como parecen. Pero, sobre todo, no cuentan lo que pasa en el Mediterráneo y que está a la vista de todo el mundo: personas que han escapado de la guerra se están viendo obligadas a jugarse de nuevo la vida, esta vez en el mar.