Una muerte más en la cárcel de Villabona


Villabona

 

 

 Boletin Tokata

 

El lunes, 27 de abril, “apareció” muerto otro preso en la cárcel de Villabona, el vigésimo séptimo desde 2011, según cifras oficiales, el tercero en los últimos seis meses. Era Omar González López, un chavalote de la cuenca minera, langreano, con 29 años. Los carceleros dicen que le “encontraron” a  primera hora de la mañana, durante el recuento de antes del desayuno, en la celda del módulo 7 donde le tenían encerrado, helado, sentado en una silla, y que junto al cadáver encontraron “diversos restos (papel de aluminio, un mechero…) que evidenciaban que el fallecido había consumido un chino“. Oficialmente, no se sabe nada sobre las causas de su muerte, la prensa servil transmite, como siempre, la versión de los carceleros, junto con las consabidas fórmulas tranquilizadoras encaminadas a justificar la indiferencia burocrática: “el interno no presentaba patología previa alguna, por lo que no se descarta que se trate de un nuevo caso de muerte por sobredosis de sustancias estupefacientes” a pesar de que, cómo no, “los controles para descubrir drogas en la prisión de Villabona se han incrementado en los últimos meses”. “El informe realizado por los médicos forenses será determinante. Las investigaciones para esclarecer lo ocurrido corren a cargo de la Brigada Judicial de la comandancia de la Guardia Civil de Gijón. A la espera de conocer los resultados de la autopsia, los agentes interrogaron durante el día de ayer a los funcionarios y a los internos que compartían pasillo con la víctima”.

Pero también se habla de la comparecencia, el martes, ante la “Comisión Mixta sobre el Problema de las Drogas”, en el congreso de los diputados, del secretario general carcelero Ángel Yuste, cuya dimisión piden demagógicamente IU, PSOE y Foro Asturias, no porque mueran los presos en las cárceles, sino por no haber impulsado supuestamente la UTE (Unidad Terapeútica Educativa) de Villabona, buque insignia de la demagogia regeneracionista esgrimida por el partido del GAL durante su anterior mandato, que no suponía ningún avance para las personas presas, sino un pérdida de dignidad y de derechos casi tan importante como el régimen especial de castigo y los FIES, en relación con los cuales no es más que la otra cara de la misma moneda, y tampoco ha impedido en ningún momento que la droga, legal o ilegal, corriera “como Pedro por su casa” por Villabona como por el resto de las cárceles, igual que ahora, ni que se contabilizaran regularmente las correspondientes muertes por sobredosis, igual que ahora.

Todo sigue su camino, los presos mueren, como siempre, en circunstancias nunca suficientemente aclaradas; las constructoras, las empresas de seguridad, las que explotan el trabajo esclavo de los presos…. así como los diversos tipos de “funcionarios”, medran en el “negocio del control social del delito”; los traficantes, con uniforme o de paisano explotan sus mercados cautivos, en las cárceles como en la calle; la policía interroga a todo el mundo, pero rara vez acusa más que a los desgraciados; los juzgados generan toneladas de papeleo; la administración se justifica; los políticos y funcionarios arribistas luchan entre ellos por las migajas del poder… sin que a ninguno le importe si las personas presas mueren o viven, aunque tampoco utilizar sus cadáveres como arma arrojadiza en sus enfrentamientos retóricos. ¿Por qué no exigen, si les importan tanto las personas presas, que se proporcione medicación adecuada a las personas que están a punto de morir sin ella en la misma UTE de Villabona, mientras las administraciones litigan por ahorrarse el gasto? Todo es “normal”, todo sigue el camino trazado, los buitres de siempre siguen yendo a lo suyo y nuestra gente sigue muriendo dentro de sus máquinas asesinas. Quisiéramos que la familia y amistades de Omar sepan que compartimos su dolor y su rabia. ¡Prisión demolición!