¡Adelante, compañer@s! Sobre la propuesta del Congreso Nacional Indígena


Este es un texto de opinión escrito por adherentes de la Sexta, sin ninguna pretensión de representar a esta vasta y heterogénea constelación. Es nuestra intención compartir algunas reflexiones preliminares sobre la sorpresiva, intrigante, ambiciosa y revolucionaria propuesta del Congreso Nacional Indígena (concebida por el EZLN) de participar en el proceso electoral presidencial del año 2018 – una propuesta que sin duda generará debates encendidos por el hecho de estar abriendo horizontes de pensamiento, acción y organización sin precedentes. 
Se trata, en las palabras de los proponentes, de “impulsar una consulta en nuestros pueblos para lanzar una candidata indígena en representación del CNI, de sus objetivos y luchas, con el fin de hacer crecer nuestra fuerza y organización con un programa anticapitalista de abajo y a la izquierda, proponiendo la conformación de un concejo indígena de gobierno que participaría en la elección presidencial a través de la candidata que se proponga.”
Fuente: GIAP, octubre de 2016

Durante los próximos dos meses los pueblos pertenecientes al CNI serán informados por sus representantes acerca de la propuesta y serán llamados a analizarla y discutirla en profundidad para que lleguen a una resolución final. La aprobación llevaría al segundo paso, o sea al nombramiento de un concejo indígena compuesto por dos representantes (una mujer y un hombre) de cada pueblo, comunidad u organización, y a la designación de una mujer indígena como candidata presidencial. La verdadera campaña presidencial empezaría en la fecha simbólica del primero de enero.

Sin extendernos demasiado, por ahora, en los detalles técnicos de la propuesta (para más información mantengase pendiente de los comunicados del CNI), les ofrecemos nuestro punto de vista con la esperanza de que, como dijo el Sup, tomemos en serio la idea de subversión y volteemos todo de cabeza, a partir de nuestro propio corazón.

  1. Pasar del escepticismo a la convicción de que este es el camino correcto – tal vez el único disponible.

Es así compañeros y compañeras, uno de los principios fundantes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona es que no hay acción emancipadora ni muestra de dignidad que pueda venir desde arriba, donde los poderosos organizan desprecio, despojo, explotación y represión. El poder del Estado es corrupto y corruptor. En la coyuntura actual el Estado se ha reducido a un dispositivo de consolidación de la hegemonía e híper-potencia del neoliberalismo, o sea del capitalismo de nuestros tiempos, que con nuevas estrategias persigue el mismo objetivo de siempre: la acumulación ilimitada a través del despojo, la explotación y la especulación.

Los gobiernos de los estados se han convertido en lo que vislumbraba Marx hace más de un siglo, o sea en la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa: los delegados del poder del capital. En la perspectiva de la Sexta, esta situación nos obliga a constituir formas organizativas y pensamientos políticos a una distancia del poder del estado/capital, y por lo tanto fuera de los partidos y de las organizaciones políticas tradicionales irreparablemente cooptadas por el sistema – es lo que en nuestros espacios de lucha definimos como autonomía.

Esta descomposición de los gobiernos y de las formas convencionales de la política es una de las causas principales de nuestros sufrimientos, es lo que nos hace vivir y percibir el ataque del capitalismo de manera tan feroz e irrefrenable – lo que nos hace imaginarlo como una hidra de mil cabezas, donde cortas una y aparece otra. Sin embargo, como nos hizo notar la Comandancia del EZLN en la asamblea de ayer 13 de octubre, la putrefacción del sistema político es también su debilidad. La existencia de un régimen democrático es pura ficción, espectaculo, un engaño que los gobiernos alimentan con creciente dificultad a la luz del panorama de guerra interna y decadencia social que la nación mexicana está viviendo desde hace muchos años y que afecta cada vez a más estratos de la sociedad. Si el sistema político se ha vuelto el punto débil del poder, es allí donde tenemos que atacar, y para hacerlo hay que entrar en contacto con él y ocupar, aunque sea temporalmente, su espacio. Se trata de una cuestión estratégica que nos lleva al segundo punto.

  1. Hay que contaminar la teoría con la estrategia

Somos un movimiento anti partidista y con una concepción del poder diametralmente (ontológicamente diríamos nosotros) opuesta a la de la alianza estado-capital. Sin embargo, la política de emancipación se basa en el conflicto. No hay liberación sin conflicto. Que la llamemos “dialéctica”, “antagonismo”, “rebeldía”, “resistencia”, etcétera, la confrontación acompaña cualquier proyecto político que pueda definirse como emancipador. Solo que mientras tanto nos estamos defendiendo porque tenemos el enemigo en nuestro territorio –el capitalismo coloniza no solo nuestros espacios sino cada aspecto, hasta el más íntimo y subjetivo, de nuestra vida – durante el ataque somos nosotros quienes penetramos en el territorio enemigo. En este proceso nos mezclamos con él, nos apropiamos de sus armas, de sus lógicas y dinámicas para retorcerlas en contra de si mismo.

Es lo que los zapatistas hicieron el uno de enero del ‘94, cuando tuvieron que constituirse como ejército y apropiarse del ámbito de la guerra, de una lógica de destrucción, para enfrentar formas de olvido, humillación y exterminio que estaban sufriendo los pueblos originarios de Chiapas. Hoy, en un contexto político y social en muchos aspectos parecido al de 1994, el ataque se dará en el campo de la política gubernamental con el objetivo de revolucionarla – “hay que darle donde al sistema más le duele” dijo Galeano. Obviamente esta estrategia no se propone validar la ideología del sistema, ni representa un rechazo de las ideas planteadas en la Sexta. El objetivo es generar un proceso político amplio que acabe con el sistema de muerte que nos gobierna actualmente.

  1. Otra vez: no se trata de tomar el poder sino de transformarlo

Los compañeros del CNI y del EZLN han insistido mucho en el hecho de que esta no es una propuesta electoral ni politiquera. No se está reivindicando el sistema electoral, ni se está pensando crear un nuevo partido político. Es también obvio que el EZLN no tiene ninguna intención de perder lo que ha estado construyendo desde su fundación. Esta es una propuesta para reorganizar, rearticular y reforzar los pueblos del CNI, para manifestar su presencia a nivel nacional y para confrontar las formas de autogobierno que los pueblos han ido perfeccionando en los años con un contexto más amplio. “Es tiempo de arriesgarnos, de aprovecharnos” afirman los delegados. La sensación que los proponentes comparten es que esta nueva estrategia política pueda llevar a un impulso, a una evolución de la situación política nacional que permita una salida a la trágica situación que se vive actualmente en el país. El proceso de formación de un concejo indígena de gobierno podría producir nuevas formas de interacción entre los pueblos y prefigurar una nueva subjetividad política.

  1. Hay que pasar al contrataque

Por mucho tiempo los pueblos originarios de México han estado en resistencia intentando defender sus propias formas de organización y modos de vida. A lo largo de los años el Congreso Nacional Indígena ha funcionado como una plataforma en que pueblos, comunidades y organizaciones se han podido espejar recíprocamente y reconocer la naturaleza común de sus sufrimientos. El congreso ha constituido un importante espacio de compartición y denuncia, pero esto no ha llevado a ningún cambio de tipo estructural.

En el análisis de los proponentes, la casi ausencia de avances orgánicos ha producido procesos de estancamiento y desgaste dentro de la organización. “Ya es tiempo de no pensar en los dolores, de no solo defendernos sino de pasar a la contraofensiva” afirmo el Subcomandante Galeano en frente de 360 delegados, 80 invitados y más de 400 adherentes de la Sexta. La fuerza “dormida” que detiene al CNI es enorme y es necesario organizarla proactivamente. “La fuerza que se va a despertar es tan grande que no nos imaginamos”, “lo que encontraremos da para más” insistió el Sup.

La propuesta en este sentido es un desafío al victimismo y a la pasividad: “Ése es el poder de abajo que nos ha mantenido vivos y es por ello que conmemorar la resistencia y rebeldía es también ratificar nuestra decisión de seguir vivos construyendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del capitalismo” se lee en el comunicado del CNI.

  1. La tormenta se va a agudizar, hay que prepararse

Sin duda empezar un proceso de este tipo conllevará a una reacción violenta por parte de los poderes que actualmente gobiernan la vida de los mexicanos. No hablamos solo del gobierno sino de una superposición de agencias estatales, crimen organizado y corporaciones privadas. La sinergia de estas fuerzas es bastante fluida y tiende a cristalizarse en agrupaciones mixtas de poder, que actúan a escala local con elevados niveles de independencia e impunidad.

Estas alianzas de poder tienen tamaños variables y tienden a agruparse enrededor de intereses económicos puestos a disposición de determinadas áreas. Por ejemplo, la reforma energética que ha concesionado aproximadamente una cuarta parte de la superficie de la nación a la industria minera, ha producido una infinitud de sitios de interés de este tipo. Muchas de estas tierras son actualmente controladas por ejidos y comunidades indígenas y el proceso de despojo ha generado una oleada de violencia en contra de ellas.

La movilización de estas comunidades hacia su participación colectiva y emancipada en el proceso electoral de 2018 aumentará aún más el nivel de represión por parte de grupos militares y paramilitares. Muchos delegados del CNI han expresado su preocupación en este sentido temiendo que episodios de violencia se puedan dar ya a partir del proceso de consulta, por esto solicitaron la formulación de procedimientos de seguridad. Además de la violencia física es fácil prever que habrá una campaña mediática totalmente hostil contra este proyecto político: los organizadores van a ser acusados de incongruentes y se les pondrán todos los obstáculos posibles para que la campaña fracase, incluso desde la propia izquierda y la intelectualidad.

Aunque la Comandancia del EZLN haya afirmado “perdemos con ustedes o ganamos con ustedes”, nosotros pensamos que esta, a pesar de los obstáculos y los peligros, es una situación de ganar-ganar. Que se vaya o no a vencer en las elecciones, es más bien el proceso político puesto en movimiento por los pueblos indígenas de México lo que tendrá repercusiones en toda la sociedad civil, favoreciendo, o al menos poniendo las bases, para un cambio radical.

http://youtu.be/75cWIG10DLk