Colombia, Latinoamérica, Noticias — 27/06/2015 a 3:44 pm

Antimili Sonoro: Arte y cultura contra la guerra en Colombia

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Antimili sonoroEl pasado sábado 19 de junio, más de 2.000 jóvenes participaron de un concierto en la Plaza de Bolívar apoyando iniciativas en contra del militarismo y proponiendo el servicio social para la paz como alternativa al servicio militar obligatorio.

Publicado en Colombia Informa Contagio Radio
 

Organizaciones sociales, artistas y agrupaciones musicales de diferentes géneros acompañaron la jornada que cerró hasta las 10 de la noche en el centro capitalino.

El Festival Antimili Sonoro 2015 “Nos la jugamos por la alternativa al militarismo”, tuvo diversas actividades previas al concierto durante los meses de mayo y junio en varias localidades de Bogotá. Este proceso, que contó con el apoyo de la administración distrital, fue liderado por organizaciones juveniles y antimilitaristas que confluyen en el Proceso Distrital de Objeción de Conciencia, quienes se encuentran con el objetivo de construir propuestas para la generación de garantías para ejercer el derecho a la objeción de conciencia y proponer alternativas al servicio militar y la guerra colombiana.

El festival remonta su origen al año 1989 en Medellín, como una forma de acción directa no-violenta que evidenciara las formas de reclutamiento forzado contra la juventud. Desde el año 2012 las organizaciones juveniles en Medellín articularon iniciativas con los y las jóvenes en Bogotá para dar vía al Festival también en la capital del país:

Punk legendario, hardcore de barrio, reggae, ska y hip hop, los géneros que demostraron el compromiso artístico y cultural contra la militarización, denunciando múltiples casos de reclutamiento ilegal por parte del Ejército que no cesa su accionar en barrios pobres, veredas y múltiples territorios del país a pesar de las denuncias internacionales y las sentencias de la Corte Constitucional.


“Luchar juntos contra la libreta militar y el Servicio Militar Obligatorio”

Cindy Manrique es vocera nacional de Tejuntas, organización juvenil de carácter nacional que integra el Congreso de los Pueblos. En esta entrevista nos habla de sus visiones frente a la guerra y la paz, la actualidad del servicio militar, la objeción de conciencia y la Política Pública de Juventud. Tejuntas Bogotá, luego de participar en la asamblea nacional de esa organización a finales de 2014, realizó su periódica asamblea el pasado fin de semana en donde proyectaron precisamente las formas de abordar los puntos de tensión tratados en la entrevista y la forma en la que avanzarán hacia la gestación del movimiento juvenil colombiano.

Colombia Informa: ¿Cuál es la situación actual de la juventud colombiana?

Cindy Manrique: La juventud colombiana no tiene oportunidades ni un nivel digno de vida. Cuando vemos que el 16% de los jóvenes somos desempleados (20% en el caso de mujeres), la mayoría de ocupados en pésimas condiciones, menos del 20% ingresando a la educación superior pública, debemos saber que algo está pasando. A su vez, alrededor de 600 jóvenes son encerrados en la Unidad Permanente de Justicia -UPJ- todos los fines de semana, teniendo además una de las tasas de asesinatos a jóvenes más altas del mundo.

La Política Pública de Juventud no ha sido capaz de enfrentar estas realidades, y en cambio, sigue dirigiendo su mirada a la “inseguridad” que producen los jóvenes, como lo viene haciendo desde los años 80s con el aparato policial y militar, mientras concede algunos “proyectos” a nuestras necesidades reales. No tenemos en este momento una PPJ que nos de alternativas claras de vida, más allá de políticas del corto plazo que no preparan a la juventud para el futuro sino para retrasar la miseria en el presente.

C.I.: En las campañas electorales “la juventud” se ha convertido en un tema del que todos los candidatos hablan, incluyendo al Alcalde Bogotá y al presidente Santos. ¿Hay cambios desde que ellos asumieron el gobierno distrital y nacional?

C.M.: El gobierno nacional no ha asumido ningún compromiso con la juventud. La política de empleo para jóvenes sigue siendo de salarios bajos, horarios elevados e inestabilidad laboral. En educación, no se ha eliminado la elitización de las universidades, ni la brecha entre las capas altas y medias que tienen gran acceso y las clases populares que no lo tienen. Hoy en día solo 4 de cada 100 egresados de colegios públicos ingresan a la Universidad Nacional, por ejemplo. En cambio, sí se viene profundizando la criminalización de la juventud, el abuso policial y la promoción del servicio militar como opción principal de vida.

El Estatuto de Ciudadanía Juvenil, que podría ser la posibilidad para discutir las grandes necesidades de los jóvenes desde los mismos jóvenes, quedó reducido a mecanismos de participación institucional, con organismos insuficientes y limitados en la toma de decisiones. No nos vemos representados en estos espacios porque son muy cerrados y no nos permiten decidir sobre la política que nos afecta. Con preocupación vemos que el programa Colombia Joven de la presidencia terminó siendo una organización de jóvenes que pretende hablar por toda la juventud colombiana, pero realmente habla desde la agenda del gobierno. Entonces, ¿de qué participación hablamos cuando la juventud de los sectores populares no puede incidir en la política ni le beneficia la política estatal?

En cuánto al gobierno distrital, se deben reconocer algunos avances necesarios de profundizar. La política de empleo local ha permitido que algunos jóvenes de sectores populares accedan a un trabajo mínimamente digno pero inestable, además siguen siendo miles los jóvenes desempleados. La educación pública en la ciudad avanza sobre todo en el nivel básico y medio, pero sigue teniendo fuertes retos de calidad y desempeño. Es de resaltar la apuesta del gobierno distrital por la objeción por conciencia, la apertura de casas de la juventud y los centros locales de arte,  pues se está abriendo redes de relacionamiento entre organizaciones juveniles. Sin embargo, estos avances se podrán consolidar solo a partir de la organización de la juventud, la  exigencia de derechos alrededor de problemas como la criminalización y asesinatos de jóvenes que siguen sin resolverse; necesitamos una agenda propia en el distrito capital.

C.I.: ¿Cuál es el futuro del Servicio Militar Obligatorio después de las últimas declaraciones en las que la Corte Constitucional le da vida jurídica a la objeción de conciencia?

La lucha en contra del servicio militar obligatorio ha sido una bandera histórica de jóvenes y antimilitaristas, así mismo son propios los logros que hemos obtenido. Creemos que las dos sentencias frente a la objeción por conciencia, la eliminación del requisito de la libreta militar para graduarse y la posible eliminación para el empleo, son avances importantes para la juventud y hacen parte de un mismo camino. Es evidente que por los diálogos de paz va emergiendo una posibilidad de hablar del servicio militar y la estructura de las fuerzas armadas, lo que nos implica profundizar la lucha en este momento, no solo logrando cada uno de estos pasos sino abanderando la terminación del servicio militar obligatorio; los y las jóvenes no queremos ni libreta militar para trabajar, ni servicio militar para matar.

Frente a la última sentencia, solo tenemos que decir que el camino a la objeción está un poco más abierto, hacemos un llamado a los jóvenes “remisos” y a los que están dentro del batallón a objetar, teniendo en cuenta que el Ejército tiene que responderles en 15 días y justificarles en caso de negar su petición. Llamamos también al ejército a cumplir la ley: el cumplimiento con los plazos determinados y la desaparición inmediata de las batidas es algo en lo que no pueden seguir mintiéndole al país. Tendremos que iniciar múltiples jornadas pedagógicas y de veeduría frente a la sentencia, y estamos en disposición de hacerlo con tal de que se respeten los derechos de la juventud.

C.I: ¿Si se dieran los acuerdos entre insurgencia y gobierno para darle fin al conflicto armado, en qué se debería invertir ese presupuesto militar que hoy en día se le destina a la guerra?

C.M.: Primero, como tejido, ratificamos la solución política al conflicto y apoyamos la mesa que se está dando con las FARC y las posibles mesas con el ELN y el EPL. Sin embargo, vemos con preocupación la poca participación de la sociedad en estos diálogos, una solución política debe tener como actor principal a quienes hemos sufrido el conflicto y no únicamente a las partes armadas del mismo. En este sentido, será el “gran movimiento por la paz” lleno de expresiones de todo el país quien deba decidir en qué se debe invertir el presupuesto que aún va para la guerra, pero para que esto ocurra, necesitamos garantías de acción y discusión.

Con tristeza recibimos la noticia del asesinato del defensor de derechos humanos y compañero de lucha Carlos Pedraza, las amenazas al movimiento social en general y la poca disposición por incluir a la sociedad en las visiones del conflicto. Tenemos que desmontar el presupuesto militar y que este se invierta en garantías para el derecho a decidir y en la concreción de las políticas sociales que necesitamos. Queremos menos paracos y más educación, esa es la consigna, en eso se debe invertir el presupuesto del país. Hace unas semanas vimos cómo el ministro de Defensa celebraba la llegada de armas de última tecnología y tanques de guerra, ¿ese es el posconflicto?

C.I: ¿Cuál es el llamado que Tejuntas le hace a la juventud y qué proyección tienen para el 2015?

C.M.: El primer llamado es a luchar juntos, todos y todas, contra la libreta militar y el servicio militar obligatorio, porque reconocemos la posibilidad real de cambiar esta política con la participación comprometida y disciplinada de la mayoría de la juventud. El segundo llamado es a fomentar la organización juvenil, desde la calle, la vereda, el colegio, etc. Es necesario potenciar núcleos de defensa de la vida de la juventud que acabe con la estigmatización, la represión y la vida precaria de la que hoy somos víctimas. Debemos proyectarnos como una opción de vida en los territorios, solo la lucha organizada y la resistencia popular nos arrojará buenos resultados en el futuro.

La juventud organizada en todo el país ha crecido de una manera relevante pero está demasiado desarticulada, necesitamos unirnos para incidir en la vida del país. Este año emprenderemos encuentros regionales junto a organizaciones juveniles del Congreso de los Pueblos, esperamos que desde ahí podamos discutir las proyecciones de construcción de movimiento juvenil hacia el 2016 y 2017. Por último, hacemos un llamado a apoyar la construcción de la paz, desde ahí podemos exigir y proponer el nuevo país que tanto necesitamos.