Libros, México, Noticias — 04/05/2016 a 10:19 am

La línea; relatos de la resistencia en Atenco (libro)

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Es imperativo tener presente en la memoria colectiva los hechos de represión que ocurrieron los días 3  y  4  de  mayo de  2006  en San  Salvador  Atenco, Estado  de  México. Días en que  la Policía Federal Preventiva  tomó por  asalto  este pueblo, ante  la negativa  de  parte de  los tres niveles del Estado  a  una salida  política  ante  la  problemática  de  comerciantes  de  flores  que,  apoyados  por  el  Frente  de  Pueblos en Defensa de la Tierra, defendían un espacio  para trabajar  en el mercado  del centro de Texcoco. El saldo  de  la represión  fue: más de  cien detenidos  severamente golpeados, la tortura  sexual a  las mujeres que  fueron apresadas  y el asesinato  de  Ollin Alexis Benhumea  y Javier Cortés.
A 10 años del Mayo rojo, les compartimos la segunda edición del libro de La línea; relatos de la resistencia en Atenco. Escrito por Griselda Sánchez

Notas a la segunda edición. Por Griselda Sanchez

Escribí este libro hace 7 años cuando aún se encontraban en prisión Nacho, Felipe. Cuando América estaba en “exilio interno”. Cuando apenas había salido de su escondite impuesto, Trinidad Ramírez. Escribí este libro impulsada por una intuición; habría que registrar sus testimonios como una manera de reconstruir los hechos del 2006, pero sobre todo, para ayudar a la preservación de la memoria colectiva.

A una década de estos sucesos que trastocaron la vida de los pobladores de San Salvador Atenco y de los movimientos sociales en México, es hoy más que necesario seguir manteniendo viva la historia, una historia de represión pero también de resistencia. Un pueblo que ha demostrado en los hechos que cuando el pueblo se organiza y se moviliza por defender sus derechos, es posible detener proyectos que ponen en riesgo su vida misma como comunidad.

Si bien es cierto que Atenco representa para los movimientos sociales del país la resistencia y la victoria en contra de los Megaproyectos, también es cierto que para el Estado representa un revés político y económico en sus millonarias ambiciones, un mal ejemplo que no podía ser repetido en ningún lugar del país. A los que se movilizan por sus derechos habría que aplicarles otro ejemplo: un ejemplo de disciplina. Y es que lo sucedido en Atenco con el operativo policial del 3 y 4 de mayo de 2006, fue parte de una estrategia de Estado para desarticular al FPDT, frenar un movimiento social que iba creciendo cada día más con el recorrido de la Otra Campaña y lanzar un claro mensaje a la sociedad civil organizada: “si te rebelas, si te organizas, esto también podría pasarte a ti”. El objetivo era generar terror y miedo paralizante.

La Operación Rescate fue diseñada por mandos expertos del Centro de Investigación de Seguridad Nacional (CISEN). Su estrategia determinó la coordinación de poderes municipales, estatales y federales. Contaban además con los estudios previos de esta zona elaborados desde el conflicto del aeropuerto en el 2001; analizando las formas de lucha que en su momento tomaron por sorpresa al Gobierno pero que con el tiempo se fueron diluyendo: bloqueos de carreteras, retención de policías o funcionarios, entre otros recursos. La táctica de movilización-negociación-movilización, el tres de mayo de 2006 se rompió.

En ese entonces los medios de comunicación jugaron un papel importante en la difusión de esta campaña de miedo. ¿O de qué manera nos explicamos el interés de las televisoras de transmitir en vivo y en directo la ocupación de Atenco? Si partimos de que los medios de comunicación oficiales no están interesados en mostrar la realidad de las problemáticas de la gente, sino que al existir bajo la premisa de la competencia, están interesados en mostrar lo que vende, lo que llama la atención. En algunos casos llegan al límite de no trasmitir y silenciar hechos que no convengan a los intereses de la clase política dominante, omitiéndolos, pretendiendo que al silenciarlos, éstos simplemente no existen. Me atrevería a afirmar que su misión era difundir la campaña de miedo hasta los hogares, encubriendo de cierta forma el uso del terror como instrumento de control ante la exigencia de derechos fundamentales por parte de la población, ya que justificaban el actuar policiaco ante la respuesta de los campesinos, floricultores y organizaciones que trataron de detener el avance policial desde el día 3 de mayo.

Ante el cinismo de los políticos y conductores de noticiarios, es necesario ejercer un periodismo de investigación crítico que acompañe a los procesos sociales que se desarrollan en el México de abajo. El periodista Ryszard Kapuscinski afirma: “Nuestra profesión no puede ser ejercida correctamente por nadie que sea un cínico. Es necesario diferenciar: una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatible con la profesión de periodista. Quien decide hacer este trabajo y está dispuesto a dejarse la piel en ello, con riesgo y sufrimiento, no puede ser un cínico”. Es así que ejerzo el periodismo desde una posición crítica. Como diría un amigo: “un periodismo independiente, mirado con desdén y a veces ni mirado. En este trabajo debe existir calidad en la información y en la manera de presentarlo, pero también debe existir compromiso con la palabra y la voz de aquellos que, desde arriba, son siempre negados y humillados”.

Con la elaboración de La Línea trato de contribuir a un periodismo diferente que sin ser propaganda tiene una posición político–comunicacional.  Es así, que a diez años de estos sucesos, decidimos publicar nuevamente este libro, ahora en formato digital, para que la gente lo descargue, lo lea, lo difunda, lo memorice, lo comparta.

La Línea vio la luz en el 2010, en ese entonces, fue impreso por manos solidarias que apoyaron en su distribución, pero hoy, hemos decidido sacarlo del archivo para que palabrandando se eche a caminar en la memoria.

Creemos que es necesario ejercitar la memoria colectiva en estos tiempos que nos quieren imponer la desmemoria. Más aún en estos momentos en que la voracidad de los que gobiernan este país, nuevamente se abalanzan sobre las tierras San Salvador Atenco.  Parece que fue ayer cuando se anunció su expropiación, pero de aquello han pasado ya más de 15 años y los titulares de los periódicos anuncian otra vez la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Avalado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), empecinados por un modelo de desarrollo extractivista y por las múltiples ganancias millonarias, las consecuencias sociales y ambientales no importan.

Impunidad es la constante en esta historia; han pasado 10 años, y las condiciones se tornaron sumamente complicadas con la llegada a la presidencia de Enrique Peña Nieto –entonces gobernador del Estado de México y responsable de la represión del 3 y 4 de mayo de 2006– principal impulsor de las reformas estructurales; educativa, telecomunicaciones, laboral, fiscal, energética, entre otras. Impunidad y cinismo es parte de esta historia; como si fuese un premio por su labor destacada en el operativo de Mayo Rojo, el ex director del Cisen, ex secretario de Seguridad, ex titular de la PGR y luego puesto a descansar en un cargo diplomático como embajador de México en Reino Unido y Estados Unidos; Eduardo Medina Mora es elegido en marzo del 2015 como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Esa misma Corte a la que se exige retome la acción de inconstitucionalidad en contra de diversos artículos de la Ley que Regula el Uso de la Fuerza Pública en el Estado de México, también llamada “ley Eruviel” en honor al actual gobernador del Estado de México; Eruviel Ávila. Esta ley restringe de los derechos de reunión, asociación y libertad de expresión entre otros.

Así las cosas en este México. De todos depende que la vida se sobreponga a la muerte.