La tierra en Paraguay siempre ha sido un eje de conflicto. Aunque se trata de un país tradicionalmente agrícola, las tierras fértiles de esta nación que iban a ser destinadas a la reforma agraria fueron casi regaladas por parte de la dictadura militar de Alfredo Stroessner a empresarios extranjeros. El interés de los empresarios extranjeros y de grandes potencias como Estados Unidos se centra ahora en los grandes recursos en aguas dulces, como el Acuífero Guaraní.
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Hoy la región del Chaco, después de ser deforestada en su mayor parte, se usa para la ganadería extensiva. Comunidades indígenas como Sawhoyamaxa se vieron obligadas a vivir durante años al borde de las carreteras sin acceso a sus tierras ancestrales. Después de años de lucha han logrado obtener de la Corte Iberoamericana una resolución que reconoce su derecho a regresar a un terreno actualmente ocupado por un ganadero alemán.
Pero el ejemplo más emblemático de la lucha por la tierra en Paraguay es el caso Curuguaty en junio de 2012. La masacre de campesinos en la región, que reivindicaban su territorio de cultivo actualmente ocupado por un empresario, terminó provocando la destitución del presidente Lugo a través de un golpe del estado que llevó al país a unas elecciones presidenciales con las que al partido Colorado (cuyas raíces llegan hasta la época de la dictadura) regresó al poder.
La política, los negocios y la tierra son los tres ejes que han ocupado siempre la historia de un país donde continúa la lucha del campesinado por su territorio.