Este libro hace las veces de “piedra fundamental” de esa tarea colectiva de construcción del Espacio para la Memoria en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), a la vez que se constituye en el puntapié inicial para abordar la historia del Terrorismo de Estado –en un espacio físico, cargado de significación respecto de lo sucedido-, y se convierte en una herramienta que aporta al conocimiento y al pensamiento acerca de una realidad que desde el pasado, en el presente y en relación al futuro, nos involucra a tod@s. La documentación seleccionada para esta edición constituye una muestra elocuente de los mecanismos utilizados por el poder a la hora de preservar sus privilegios.
El Terrorismo de Estado en la Argentina.
Osvaldo Bayer, Atilio Borón, Julio Gambina. Apuntes sobre su historia y sus consecuencias; Elvira Barillaro, Francisca La Greca. El otro en el discurso político argentino. Selección documental. Buenos Aires, Instituto Espacio para la Memoria, 2010, 317 páginas.
Libro divido en tres capítulos centrales, sumado a un apartado destinado a la conclusión.
El primer bloque histórico corre desde 1880 a 1930 (aunque incluye un repaso -ciertamente breve- de algunos episodios precisos desde 1810) y lleva por nombre: “Procesos que conforman la organización política de la Argentina”. El capítulo II está definido como “Ante la inestabilidad institucional: la salida represiva” y abarca el período 1930-76. Y, finalmente, el tercero de estos bloques está titulado “Fundamentos económicos del Golpe de Estado de 1976”, con un análisis que se extiende hasta entrado el siglo XXI, haciendo particular énfasis sobre el proceso de privatizaciones de la década del noventa (además de los años de la dictadura, naturalmente).
A su vez, incluye un texto muy breve de Elvira Barillaro y Francisca La Greca titulado “El otro en el discurso político argentino”, que antecede a una considerable selección documental.
El libro aspira a lograr una historiografía (incluso con el afán de construir una genealogía) del Terrorismo de Estado en la Argentina. En ese sentido, no es la exhaustividad en el análisis de los episodios el mérito mayor del trabajo, sino la minuciosidad en el recuento histórico de los procesos y circunstancias que integran esta línea del Terrorismo de Estado que los autores buscan comprobar. Y se intuye que es así porque el objetivo no es trabajar sobre casos aislados de coerción estatal, sino abonar constantemente a la hipótesis de un denominador común en el comportamiento del Estado (y por tanto de los sectores que lo controlaron y controlan) que dé cuenta de “la tragedia del Terrorismo de Estado en nuestro país”, según se expresa en la propia introducción al trabajo. Párrafos más adelante, los autores definirán el material como “un primer bosquejo que intenta colocar en perspectiva histórica el Terrorismo de Estado como arma periódicamente utilizada por las clases dominantes de la Argentina para responder a las demandas y los planteamientos de las clases y grupos subalternos”.
Y al trabajar sobre la hipótesis del Terrorismo de Estado como “un arma periódicamente utilizada”, los autores desarrollan tácitamente una segunda hipótesis (que supera la mera derivación de la primera) que es polemizar y poner en perspectiva el concepto de “Terrorismo de Estado”. O, más precisamente, ampliar y extender las fronteras de esta categoría. Por ejemplo, la trama política del proceso de privatizaciones de la última década del siglo XX ingresa en el mismo compendio que los crímenes de la dictadura militar de 1976 (sin quitar la gravedad y densidad de estos últimos). ¿Por qué las privatizaciones? Y esto es interesante, porque tiene dos derivados: Primero, porque condensan una política económica que con los años va a desembocar en hambre, saqueos, ajustes sociales y represión por parte del Estado.
Pero además, en segundo lugar, porque “esta década (del ´90) es impensable sin el antecedente de la violencia ejercida por el poder represor (en la última dictadura)”. Es decir que la aspiración del texto es correr los bordes de la categoría jurídica Terrorismo de Estado mediante la historización del proceso. Y no es un aspecto menor, porque al ampliar el concepto y dimensionarlo con sus causas y sus consecuencias se puede facilitar el avance sobre muchas aristas del debate social que la propia taxatividad jurídica encorseta.
Es éste, posiblemente, el aporte en términos teóricos (e incluso al interior del universo historiográfico) más sustancial por parte del libro. Y seguramente su implicancia práctica más directa esté relacionada con el proceso de los juicios a los cómplices y responsables de la última dictadura –sobre todo en el plano de los civiles- que muchas veces se amparan en el propio límite que impone la definición jurídica de Terrorismo de Estado (junto a “Delitos de Lesa Humanidad”) para burlar los procesos de la Justicia.
Sin embargo, frente a este logro –si se quiere-, que es dotar de una dimensión histórica a la categoría Terrorismo de Estado y enriquecerla desde esta perspectiva, es llamativo que el corte de los capítulos no obedezca a una lógica de la historia social o la historia política, sino centralmente a los tres grandes procesos de la economía argentina que abarcan este período: El modelo agroexportador; la industrialización mediante la sustitución de importaciones; y la extensión del neoliberalismo hasta su estallido. Es decir, que dentro de un mismo capítulo se transita desde la autodenominada Conquista del Desierto encabezada por Julio Argentino Roca hasta el auge y caída del yrigoyenismo. Por lo tanto, en ese bloque los autores incluyen un análisis interesante sobre la campaña militar de los años ochenta del siglo XIX y, posteriormente, también sumarán el episodio de la Semana Trágica de 1919, todo enmarcado en ese título del Capítulo I “Procesos que conforman la organización política de la Argentina”.
La continuidad al interior de los capítulos está dada por la sucesión de actos de represión, coerción, discriminación o exterminio por parte del Estado, más allá de las particularidades del Estado yrigoyenista o roquista (o los gobiernos intermedios). Y aquí se retoma la primera hipótesis, según la cual es plausible de hallarse un denominador en la historia argentina que encolumne todos los episodios de Terrorismo de Estado.
Ya promediando el libro, los autores sostienen que “si bien durante la última Dictadura militar el Terrorismo de Estado llegó a extremos nunca vistos, sus raíces se hunden profundamente en nuestra historia”. Y conjeturan que esto es así porque se trata de una “tendencia (…) derivada de la construcción del orden colonial sobre la base del exterminio de las poblaciones originarias y el saqueo de sus tierras y riquezas”. El trabajo incluye además, a lo largo de todo el libro, elementos documentales y bibliográficos que lo enriquecen, como por ejemplo la transcripción de la Ley de Vagos de 1860, un grabado anónimo sobre la Campaña del Desierto, un recuento de lo que los autores llaman “la legislación represiva de la historia (con números de leyes y fechas)”, reproducciones de tapas de revistas de la época, etcétera. En ese sentido, las fuentes sobre las que trabaja el texto son centralmente libros de historia y biografías, sumados a algunos documentos primarios como cartas, legislaciones, pinturas,
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