Latinoamérica, Libros, México — 11/04/2016 a 11:57 am

LUCHAS “MUY OTRAS”. ZAPATISMO Y AUTONOMÍA EN LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DE CHIAPAS

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Reseña del libro "Luchas "muy otras". Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas" de Bruno Baronnet, Mariana Mora Bayo y Richard Stahler-Sholk (coords.)
Por Adriana Estrada Álvarez


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La reflexión y las experiencias plasmadas en el libro Luchas “muy otras”. Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas, representan un esfuerzo primordial por comenzar a sistematizar de manera multidimensional un proceso de la lucha por la autonomía del movimiento de los pueblos en el sureste mexicano. Esta obra colectiva multidisciplinaria abarca elementos epistemológicos, teóricos y metodológicos, los cuales abren vínculos y preguntas en relación a la trayectoria académica, militante y su contribución dirigida a fortalecer la producción crítica de conocimientos acerca del movimiento indígena de Chiapas.

El libro, escrito de manera sencilla, muestra un nivel de complejidad tejido de diálogos. Uno, establecido entre los autores, expresa una conversación intergeneracional, construida a lo largo de trayectorias académicas y militantes de generaciones vinculadas con el movimiento zapatista a raíz del levantamiento y posteriormente, con experiencias cuyo aprendizaje y sabiduría se construye a lo largo de varias décadas de convivir e interactuar con los pueblos. Por otro lado, se percibe una conversación de confianza con los sujetos del movimiento, donde destaca un arcoíris de actores: autoridades de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno, las/os promotores de educación y salud, las/os campesinos, los migrantes, las/os niños, las parteras, etcétera; cuya riqueza radica en develar una voz colectiva de la experiencia de lucha por la autonomía desde el levantamiento zapatista del 1 de enero de 1994.

El fundamento epistemológico que cruza el conjunto del libro, se sustenta en el principio ético de hacer de la investigación un proceso colectivo de construcción pertinente de conocimientos, con el fin de fortalecer los procesos autonómicos y responder a las demandas sociales, en este caso, el de las comunidades zapatistas.

Andrés Aubry, marca la pauta del libro a partir de un sustento histórico y teórico, donde se define la investigación, y cómo “la intervención sobre lo real es cognitiva, la acción monitorea la investigación, la investigación fertiliza la acción” (p. 65). En este tenor, la complejidad del quehacer de la investigación y su papel en la sociedad, radica en reflexionar en diversos niveles, la construcción de autonomía en las comunidades, comenzando por las disputas políticas que se abren a consecuencia de las demandas del zapatismo; el desarrollo y avance de los proyectos de educación autónoma; la salud analizada desde el contexto de la guerra de contrainsurgencia y la revaloración de los conocimientos relacionados con la medicina tradicional; y los retos que se enfrentan en relación a las formas de subsistencia campesina, producción y deterioro ambiental, base indispensable del desarrollo de la autonomía.

El levantamiento indígena de 1994 puso en el centro del debate nacional el papel de los pueblos originarios en la construcción de un Estado nacional; se denunció la condición de despojo histórico de su territorio y cultura, agudizado por la implementación de las políticas económicas neoliberales. En este contexto, los capítulos de los quince investigadores trazan desde diferentes frentes el proyecto político de autonomías en contraposición al proyecto dominante del Estado mexicano, y cómo las políticas gubernamentales dirigidas a las comunidades indígenas se desarrollan en un contexto de guerra, abiertamente ejercida durante 12 días en 1994, y desarrollada a lo largo de los últimos 18 años como una guerra de “contrainsurgencia” agudizada desde 1996 a partir del incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, y la ruptura de diálogo entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal.

Así, por ejemplo, en el tema de democracia y derechos humanos, las autonomías se construyen de manera crítica ante los postulados liberales de la ciudadanía.
Se cuestiona la democracia representativa institucional de los partidos políticos, y frente a ello, se reflexiona acerca de la democracia comunitaria y/o colectiva, ejercida al interior de los Caracoles zapatistas, la cual se constituye a través de representantes comunitarios y municipales, cuyo liderazgo se ejerce de manera rotativa y con un sustento de servicio a la comunidad. También, se analizan las propuestas políticas dirigidas a la nación, sintetizadas en la “Otra campaña”, planteamiento político que emerge en la disputa por el poder ejecutivo en el 2006, y el cual busca respuestas a otras maneras de ejercer gobernanza fuera de la institucionalidad del poder.

De igual manera, en la reflexión acerca de la educación, la propuesta que emerge de las comunidades se analiza desde diferentes niveles construidos (básicos y medios), así como de actores involucrados (promotores, alumnos, familias y autoridades). Ello representa una construcción específica que confronta la educación pública dirigida hacia los pueblos indígenas, la cual se ha caracterizado por una desvalorización de la cultura indígena regional con el objetivo de integrar a las comunidades a un proyecto occidentalizado y corporativo de nación, promoviendo los valores dominantes y discriminando los conocimientos locales. Frente a ésta la educación autónoma replantea el papel del maestro como promotor de educación, basado en el servicio comunitario; se revaloran los conocimientos locales y el sentido de educar “¿para qué?” cobra respuesta en la liberación de la conciencia, en el servicio comunitario y en el valor del conocimiento colectivo local.

En el ámbito de la salud, el libro pone el acento en la salud mental, en las consecuencias de la guerra de contrainsurgencia en la población, ejercida abiertamente a partir de la militarización, paramilitarización y persecución selectiva de liderazgos comunitarios, mediante el uso velado de recursos y servicios públicos. En el contexto del no reconocimiento de la autodeterminación de los pueblos, ésta cobra la peculiaridad de ejercerse de manera selectiva para minar la base social zapatista. Sin embargo, frente a ello, el análisis profundiza en las formas de resistencia y de reconstrucción del tejido social que se ejercen de cara a la guerra de desgaste, y cabe destacar cómo la organización y solidaridad colectiva, así como la reivindicación de los principios del movimiento zapatista, representan un muro de contención frente a la violencia ejercida por el Estado. En otro sentido, se observa cómo el proyecto de autonomía construido por los pueblos, revalora el papel de los conocimientos tradicionales como el uso de las plantas medicinales y la importancia de las parteras en la salud familiar, donde las mujeres juegan un papel central y las cuales han sido silenciadas por las estructuras jerárquicas de la medicina occidental y alópata; así, la reflexión destaca por hacer emerger “conocimientos ausentes”, como definiría Boaventura de Sousa.

Uno de los retos cruciales para la consolidación de la autonomía zapatista se refiere a las formas de subsistencia de las familias, el cual se aborda en el último capítulo del libro, se avanza en el análisis de los límites y retos que enfrentan las comunidades en relación a la producción agropecuaria orientada a la subsistencia y comercialización. Se destacan los efectos de la crisis del campo y el deterioro ambiental, ante lo cual la propuesta autónoma se debate y construye en la disputa por el territorio, en la organización comunitaria establecida en relación al trabajo de las tierras, en la recuperación de conocimientos tradicionales de cultivos, en el rechazo de la agricultura que promueve el monocultivo, así como de los proyectos ecoturísticos y de bioprospección impulsados por instituciones gubernamentales e internacionales, buscando alternativas de comercialización en nichos de mercados establecidos con redes nacionales e internacionales. Sin embargo, frente a ello, la migración se presenta como una afrenta al proyecto autónomo, donde algunos activistas indígenas, en busca de mejorar sus condiciones de vida, deciden optar por migrar hacia Estados Unidos y dejar momentáneamente la militancia; las comunidades autónomas han tenido que aceptar y negociar con esta necesidad, en particular de los jóvenes que salen a buscar el “sueño americano”. Se han abierto a la cultura de la migración, cuyas implicaciones cobra múltiples dimensiones, positivas y negativas, en lo económico, en lo cultural y en lo social, y hasta cierto punto pone en conflicto el proyecto colectivo. No obstante, de acuerdo con los coordinadores en la conclusión (p. 519), las aportaciones zapatistas al quehacer político se pueden apreciar considerando la autonomía de forma integral y transversal, que recorre por medio de diferentes sectores y aspectos de las relaciones sociales “como son la salud, la educación, la producción agrícola, las experiencias de autogobierno” y regiones del zapatismo.

La lectura de Luchas “muy otras” se vuelve imperativa para quienes están inmersos en el debate de las ciencias sociales acerca de los movimientos sociales, en particular aquellos relacionados con las luchas indígenas. Además, cobra especial importancia para quienes están interesados en generar estrategias de investigación dirigidas a reinventar el conocimiento o como escribe Andrés Aubry (p. 60), “desaprender el conocimiento dominante” en busca de fortalecer procesos que emergen desde las demandas y problemas sociales, y cuyo planteamiento, desde el sur, revolucionan los paradigmas occidentales de la modernidad y el desarrollo.