África, Noticias — 17/02/2016 a 7:21 pm

Mozambique: riqueza y pobreza extrema se dan la mano, la segunda alimentando a la primera

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A pesar de la desaceleración actual, Mozambique está experimentando un ciclo de crecimiento económico sin precedentes y las profecías del FMI anuncian un futuro aún más alentador. Pero, ¿qué significa esto para la mayoría de las mozambiqueñas y mozambiqueños? La respuesta no es agradable: riqueza y miseria, la segunda alimentando a la primera, siempre a expensas de la justicia.
Por Teresa Cunha y Bonaventure Monjane, para Pambazuka, 20/1/2016 (Traducción de COSAL)


Es un hecho que, hoy en día, la mayoría de las mujeres y hombres que viven en Mozambique sufren una contradicción extrema: son tremendamente pobres en un país con recursos minerales, energéticos, culturales, lingüísticos, forestales, fluviales y
maputo-mozambique-citymarítimos riquísimos y una tierra que da innumerables frutos. Tales riquezas les son usurpadas, explotadas e incontables veces, también su propia vida. Todo en nombre de la consecución de un crecimiento económico que, después de todo, no significa otra cosa que la vida de casi toda la población a cambio de la codicia de unos pocos.

Hoy en día se ha convertido en un lugar común afirmar que el colonialismo europeo se terminó con la independencia política, pero al mismo tiempo muchos de sus efectos están lejos de haber terminado. Más que eso, la economía extractivista y la acumulación primitiva de la época colonial continúa en otros términos y con redoblada violencia. En el contexto de la globalización financiera los viejos y los nuevos poderes coloniales invaden y ocupan el tejido productivo, socavan las esperanzas de soberanía tanto política como económica, y continúan manifestándose en la fuerza mediática de los números que pregonan, transformando la miseria de casi todos en la idea de una oportunidad histórica para salir del llamado subdesarrollo de Mozambique.

Moçambique, mapaDe hecho, varias fuentes indican que Mozambique está experimentando un ciclo de crecimiento económico sin precedentes y que, a pesar de la desaceleración actual, el panorama es “alentador“. En 2014 el Banco Mundial hizo mención del ritmo de crecimiento del país y situaba la tasa en el 7%. En enero de este año, Africa Confidential indicó que, de acuerdo con Standard Bank, la tasa de crecimiento se situará en el 5,5%, mientras que para el FMI alcanzará el 6,5%. Sin embargo, las medidas de austeridad dominarán el panorama económico en el año 2016… Llegados a este punto, ya es posible afirmar que a pesar de que las riquezas seguirán sosteniendo esta macro-economía de lujo, las medidas de reducción y vaciamiento de las funciones sociales y de redistribución del estado continuarán y se profundizarán, a cambio de renovar la ayuda financiera al país. Y esto es sólo una parte de la historia. El economista mozambiqueño Nuno Castel-Branco explica que el núcleo extractivista de la economía de Mozambique es responsable del 75% de la inversión privada, el 90% de las exportaciones y el 50% de la tasa de crecimiento del PIB, mostrando dónde se encuentra la debilidad extrema en el sistema y cómo la ‘burbuja económica’ puede, en cualquier momento, destruir casi por completo las expectativas de futuro para todos y todas las que no hacen parte de los beneficios del extractivismo, nacionales e internacionales.

A pesar de los grandes peligros que se describen anteriormente, y de que la persistencia de los datos sobre el Desarrollo Humano en Mozambique lo sitúen en el octavo peor lugar (posición 180 de 188 países analizados) a partir del último de los países donde la vida es más difícil de ser vivida, las perspectivas neo-coloniales del capital extractivista no aflojan. El 15 de este mes (enero 2016) el Club de Mozambique presentó un informe del FMI que predice que la tasa media de crecimiento durante la primera mitad de la próxima década podría alcanzar un número impresionante del 24% anual. El FMI estima que hasta mediados de la década, la mitad de los ingresos del país serán generados por el gas natural. Sabiéndose que el capital extractivista del gas es extranjero (sudafricano, estadounidense e italiano), así como el del carbón (brasileño e indio), el forestal y el de la agricultura intensiva (japonés, brasileño, sudafricano, etc.) se puede ver la intensidad con la que la ofensiva colonial se lleva a cabo y se desea restablecer en el tiempo y el espacio, sin importar las consecuencias para el país, para el pueblo, para la paz y para la justicia.

Por estas razones, podemos continuar diciendo que, desde la tragedia de su miseria, la mayoría de las y los mozambiqueños pueden ver los palacios, los 4×4, los resorts fastuosos, la obscenidad de tanto lujo ante sus ojos como si fuera un mal sueño. Desde su punto de vista, este país tan rico ya es de otros. Ha sido concesionado, entregado, reubicado por una élite que hace mucho tiempo que no se pregunta de qué lado está. Ya se fue de allí, de la patria amada, a los paraísos fiscales y para los emprendimientos que más dinero les dan. Si bien todo en la macro-economía parece ser un éxito, en la economía real nos encontramos con una realidad que, de tan contrastante, casi no tiene sentido ninguno. De acuerdo con el informe de 2015 del PNUD, a pesar de algunos avances en las últimas cuatro décadas, el 44,1% de las y los mozambiqueños viven en la pobreza extrema y el 85,8% de los y las que trabajan son pobres (ganan menos de 2 dólares al día).

Son decenas de miles de campesinas y campesinos desposeídos de sus tierras y sus territorios, imposibilitados de vivir su vida; son decenas de miles de personas desplazadas por la fuerza, por las empresas mineras y los gasoductos, y que quedan confinadas a áreas limitadas e infértiles; son decenas de miles de desplazados a la fuerza debido a la guerra, que las autoridades siguen llamando crisis político-militar, mientras que las personas la denominan, audazmente, la guerra. Son millones sin trabajo ni medios de vida y, mucho menos, sin la capacidad de pensar cómo pueden resistir un día más a todas las dificultades. Intelectuales, periodistas y líderes de movimientos sociales son golpeados y asesinados sin que se depuren responsabilidades ni se respeten las garantías constitucionales. La violencia en el campo es dramática y se intensifica en las ciudades como lo demuestra el aumento dramático en los casos de violencia sexual que fue divulgado por el Ministerio de Sanidad a principios de este mes. Parece y es trágico; parece y es horrible.

La cuestión del inicio es, después de todo, una afirmación llena de contornos complejos y extremos. Por un lado, se insiste en propagar la idea de un modelo económico que provoca la ansiedad de ver la vida cambiar para mejor y, a continuación, darse cuenta, de la peor manera, que esa es la otra cara de su propia desgracia. Riqueza y pobreza extrema, la segunda alimentando a la primera, siempre a expensas de la justicia. Pero Mozambique, o más bien las y los mozambiqueños, son expertos en el arte de resistir y encontrar caminos de lucha y alternativas.
La única cuestión que resta es que ya es hora de que el colonialismo no vuelva a pasar.